La displasia de cadera es una afección en la que la articulación de la cadera no se desarrolla adecuadamente y puede afectar a personas de diferentes grupos de edad; sin embargo, es importante destacar que la mayoría de las personas con displasia de cadera nacen con esta afección.
Síntomas
Los síntomas de la displasia de cadera pueden variar según la edad del individuo.
En los bebés, los síntomas pueden ser:
- Una pierna es más larga que la otra.
- Cuando un niño empieza a caminar, puede desarrollar cojera.
- Durante el cambio de pañales, una cadera puede ser menos flexible que la otra.
- Dificultad para mover una pierna en comparación con la otra.
En adultos, los síntomas pueden incluir:
- Puede ocasionar complicaciones como osteoartritis o desgarro del labrum de la cadera.
- Dolor en la ingle asociado a la actividad.
- Rigidez en la cadera.
- Dificultad para caminar o realizar actividades cotidianas.
Diagnóstico y Tratamiento
El diagnóstico de la displasia de cadera se realiza a través de la historia clínica, un examen físico y pruebas de diagnóstico como radiografías. El tratamiento dependerá de la edad del paciente y de la gravedad de la afección.
En un bebe se identifica después del nacimiento y durante las consultas del niño sano. Si la displasia de cadera se diagnostica durante la primera infancia, un dispositivo de inmovilización blando basta, por lo general, para corregir el problema.
Mientras que en los adolescentes o adultos es posible que sea necesario realizar una cirugía para mover los huesos a las posiciones adecuadas para que el movimiento de las articulaciones sea suave.
Complicaciones
Con el paso del tiempo la displasia de cadera puede dañar el cartílago blando (labrum) que bordea la cavidad de la articulación de la cadera. Esto se denomina “desgarro del labrum de la cadera”.
La displasia de cadera también puede hacer que la articulación sea más propensa a desarrollar osteoartritis.