La evaluación del riesgo quirúrgico implica evaluar el estado clínico y las condiciones de salud de la persona que se someterá a una cirugía. Este proceso busca identificar los riesgos y complicaciones que puedan surgir antes, durante y después de la cirugía.
Los médicos calculan este riesgo mediante una evaluación clínica y la realización de algunos exámenes.
Realización del examen clínico
El examen clínico implica recopilar datos de la persona, como los medicamentos que está tomando, sus síntomas y enfermedades previas. Además, incluye una evaluación física que abarca aspectos como la evaluación cardíaca y pulmonar.
Evaluación del tipo de cirugía
Es fundamental comprender el tipo de procedimiento quirúrgico que se llevará a cabo, ya que la complejidad y duración de la cirugía influyen directamente en los riesgos para la persona y en los cuidados necesarios.
Evaluación del riesgo cardíaco
A partir de los datos obtenidos, podemos determinar el riesgo quirúrgico. Si el riesgo es bajo, podemos realizar la cirugía. Si, por otro lado, el riesgo es medio o alto, el médico puede dar orientaciones, adaptar el tipo de cirugía o solicitar más exámenes que ayuden a evaluar mejor el riesgo quirúrgico de la persona.
Es por esta razón que, antes de cada operación, el cirujano solicita una evaluación preoperatoria para estudiar integralmente al paciente como parte de su preparación para la cirugía planificada y así ofrecer una mejor asistencia durante la intervención.